Con el auge de herramientas como Google Translate, DeepL o ChatGPT, la traducción automática ha mejorado notablemente en los últimos años. Sin embargo, la inteligencia artificial (IA) aún está lejos de sustituir a un traductor humano profesional. Aunque puede ser útil para tareas rápidas o informales, sigue cometiendo errores que, en contextos profesionales o legales, pueden salir muy caros.
A continuación, te mostramos los 10 errores más comunes que comete la IA al traducir, y por qué confiar únicamente en ella puede ser un riesgo.
1. Traducción literal
La IA tiende a traducir palabra por palabra, ignorando giros idiomáticos, expresiones coloquiales y estructuras gramaticales específicas del idioma de destino.
Ejemplo:
“It’s raining cats and dogs” → “Está lloviendo gatos y perros” ❌
Correcto: “Está lloviendo a cántaros” ✅
2. Errores de contexto
Los algoritmos aún tienen dificultades para entender el contexto general del texto. Una palabra puede tener varios significados dependiendo de la situación, y la IA no siempre elige el adecuado.
Ejemplo:
“Bank” puede ser banco (institución financiera) o orilla (de un río).
3. Falta de coherencia terminológica
En textos largos o técnicos, la IA puede usar diferentes términos para traducir una misma palabra, lo que rompe la coherencia y confunde al lector.
Ejemplo: En un manual médico, alternar entre “medicina”, “fármaco” y “remedio” sin criterio puede generar confusión.
4. Errores culturales
La IA no tiene conciencia cultural. Puede mantener expresiones ofensivas, poco apropiadas o que simplemente no funcionan en el idioma de destino.
Ejemplo: Traducciones que no tienen en cuenta matices culturales pueden resultar inapropiadas en campañas de marketing.
5. Problemas con el tono y la formalidad
En muchos idiomas, como el español, existen registros formales e informales (tú/usted, por ejemplo). La IA puede mezclarlos o usarlos mal, dando lugar a una comunicación poco profesional o ambigua.
6. Traducciones incorrectas de nombres propios o marcas
La IA a veces intenta traducir nombres de empresas, marcas o instituciones, cometiendo errores graves.
Ejemplo: Traducir Apple como “manzana” en un texto sobre tecnología.
7. Falta de adaptación local (localización)
No basta con traducir. Un buen texto también se adapta al país, moneda, unidades de medida o costumbres locales. La IA suele ignorar esto.
Ejemplo: Usar dólares en lugar de euros, pulgadas en lugar de centímetros, etc.
8. Errores en traducciones jurídicas o técnicas
En textos legales, técnicos o científicos, un error puede invalidar un contrato, malinterpretar un diagnóstico o afectar la seguridad. La IA carece de la precisión terminológica y la responsabilidad ética necesarias para este tipo de traducciones.
9. Pobre manejo del lenguaje inclusivo y sensible
Las traducciones automáticas no siempre tienen en cuenta el uso inclusivo del lenguaje o terminología sensible, lo que puede dar lugar a traducciones desactualizadas o que ofendan a ciertos colectivos.
10. No detecta ambigüedades ni solicita aclaraciones
Un traductor humano puede identificar ambigüedades en el texto original y pedir aclaraciones. La IA, en cambio, hace suposiciones, lo que puede generar errores graves en el mensaje final.
🛑 Conclusión: ¿traductor humano o IA?
La IA puede ser un excelente apoyo para tareas básicas o como primer borrador, pero no es un sustituto del trabajo humano, especialmente cuando están en juego la imagen de una empresa, la seguridad de un cliente o la validez de un documento.
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